Según la historia tradicional, Alonso de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa fueron los primeros en explorar la costa de Venezuela en 1499. Al llegar a lo que es hoy día el Lago de Maracaibo, encontraron unos nativos cuyas casas estaban construidas sobre estacas de madera clavadas en el agua, lo que se conoce como palafitos. El italiano Vespucio encontró aquellas construcciones semejantes a las de la ciudad de Venecia, y por esa razón llamó a esa región Venezuela, es decir Pequeña Venecia, de igual modo que una plaza pequeña se denomina «plazuela». No obstante, habría que saber hasta qué punto el -uela, del latino -ola < -ula, -ila, era corriente en aquella época, y si no habría empezado a adquirir la connotación despectiva que tiene hoy día. Por otro lado, el diminutivo de Venecia no sería propiamente Venezuela, sino más bien Veneciola (que podría haber evolucionado a Venezuela durante la formación del castellano en la Edad Media, pero no después), Veneciela o Venecilla. Y por último, las crónicas dicen claramente que a Vespucio los palafitos del lago le recordaron a Venecia, pero no dice explícitamente que a ese sitio le llamó Pequeña Venecia o piccola Venezia, sino que es una deducción posterior. Así que esta teoría tradicional ha quedado en entredicho, y se abre paso la que explicamos a continuación.

Resulta que Martín Fernández de Enciso, un geográfo que al parecer acompañaba a la expedición, afirma en su obra Summa de Geografia (1519) que junto al lago existía una gran roca plana, encima de la cual había un poblado indígena conocido como Veneçiuela, Veniçeuela o Veneçuela, que pudo haberse transformado en Venezuela por pura pronunciación natural. De modo que el topónimo del país ya no sería de origen europeo, sino autóctono, por lo que esta teoría ha sido acogida con gran entusiasmo por los intelectuales locales, aunque no sabemos si resultará de consuelo para los escasos descendientes de indígenas que aún sobreviven allí. Pero la cosa no está tan clara, ya que el texto menciona a un sito al que llaman Veneciuela, pero no dice explícitamente que los indios lo llamaran así antes de que llegasen los europeos y que, por lo tanto, se pueda concluir que el origen del vocablo Venezuela sea indígena. Además, se conoce muy poco de este geógrafo, y lo de que acompañara a la expedición de Vespucio es pura especulación: en ningún sitio se afirma claramente que viajaran juntos, y bien pudiera ser que escribiera su crónica a partir de lo que le relataron los descubridores.

De modo que el origen de Venezuela sigue en el limbo. ¿Y si en última instancia el nombre tampoco fuese indígena? O mejor dicho, ¿y si fuese indígena, pero no de los indios caribes sino de mucho más lejos, en concreto de los guanches canarios? La última teoría que ha surgido sugiere que la colonización canaria de Venezuela empezó unos cuantos siglos o milenios atrás de lo que imaginábamos. El autor se fija en la palabra guanche aguer > guera, que al parecer significa «laguna». A continuación nos habla de la palabra de origen germano uela, que significa «onda» y por extensión «río, laguna», y que se introdujo en el guanche hace unos dos milenios, no sabemos cómo ni por qué. Con estos datos, el autor se fija en el topónimo Wi-n-aguer > Veneguera, que al parecer se traduce por «Los de la Laguna», y que ante la aparición del nuevo vocablo se transformó también en Veneuela. Con ese nombre viajó hasta América, puesto que, por si no lo saben, los canarios descubrieron ese continente mucho antes que Colón, los vikingos y los catalanes, y fue por arrebatarles el secreto por lo que acabaron conquistados por Castilla. Una vez en América, el vocablo se aposentó en las riberas de una pequeña laguna en las inmediaciones del lago de Maracaibo, y para adaptarse a la nueva situación echó mano del afijo ibero ci, «pequeño»: de esta forma el topónimo se transformó en Vene-ci-uela, «los de la pequeña laguna», y así quedó congelado y sin modificarse hasta que varios siglos después aparecieron los europeos. Una perfecta muestra de viajes astrales y espaciotemporales que les dejo como ejemplo de etimología de baratillo.